Inspirada por su joven paciente María, que acongojada le preguntó:
<< Y bien, en definitiva, ¿qué es la vida? ¿Cómo hay que vivirla para sentirse bien?>>
Yo soy…
En el mundo no hay nadie como yo.
Hay personas que se me parecen, que reconozco, pero nadie es igual a mí.
Así, lo que yo hago, lo que yo digo, es verdaderamente mío porque sola lo escogí.
Sola me elegí… Soy mi dueña.
Me pertenece mi cuerpo, incluyendo lo que hace,
mi mente, incluyendo mis ideas y pensamientos,
mis ojos, incluyendo lo que ven,
mis sentimientos, incluyendo mis angustias, mis alegrías, mis frustraciones, mis amores, mis decepciones, mi boca, incluyendo lo justo y lo injusto que de ella sale,
mi voz, incluyendo las palabras que reflejan mis ánimos y todos mis actos…
Toda yo me pertenezco…
Me pertenecen mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas y mis temores,
me pertenecen mis triunfos y mis éxitos, mis fracasos y mis errores.
Hay cosas en mí que me confunden y otras que no conozco,
pero, porque toda yo me pertenezco, corrijo… amo… me amo… y soy mi amiga.
Toda yo me pertenezco… Mi apariencia, como soy ante los demás.
Diga lo que diga, haga lo que haga, eso soy yo, mi yo auténtico iluminando el espacio que ocupo en este instante.
Soy responsable de lo que siento y de lo que pienso.
Puedo tomar o desechar lo que viene,
puedo conservar las cosas buenas,
puedo ver, oír, sentir, pensar, hablar, actuar, inventar.
Tengo herramientas para sobrevivir.
Tengo herramientas para convivir, ser productiva y encontrar armonía y orden en el mundo de la gente y de las cosas.
Me pertenezco y, por lo tanto, puedo construir y construirme.
Yo soy…
…Y estoy bien.
Una magnifica reflexión sobre lo importante que es, el entorno familiar para generar una buena autoestima, que es la base de nuestra seguridad y nuestra salud física y psicológica.